Cada ciudad, cada pueblo, tiene sus monumentos, sus dulces típicos, sus fiestas patronales, … y su agua del grifo. El agua apta para consumo humano o, simplemente, agua potable es diferente en cada lugar. Porque lo que llamamos agua no es solo un conjunto de moléculas de H2O, sino que lleva disueltas muchas otras sustancias. Su composición depende de la procedencia o el tratamiento. En cada ‘agua potable’ hay un sabor y un olor diferentes. Podemos rechazar ciertas aguas del grifo por un sabor u olor levemente desagradables, pero esto no quiere decir que no sean potables.
El agua es uno de los mejores disolventes que conocemos, está siempre deseando disolver. En el caso de aguas subterráneas, producen un “agua gorda”, más pesada y que puede tener cierto sabor, y que además disuelven pocas sales en el agua. El agua para el consumo humano es en España en un 69% superficial (procedente de ríos, embalses, lagos, etcétera), en un 30% subterránea (pozos, manantiales o galerías de filtración) y en un 1% marítima, según un estudio de 2011 del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI). Podría decirse que prácticamente todos los grifos dan agua potable y, si no la dan, hay que indicarlo con un cartel bien visible. En concreto, el 99,3% del agua de grifo en España es potable, según datos del MSSSI de 2013. Aunque no es infrecuente en el mundo la transmisión de enfermedades por vía hídrica, según informa el ministerio, en España la incidencia es escasa.
¡¡Qué interesante!! Ahora que se acerca el verano, bebemos agua de muchas fuentes y del grifo, y no somos conscientes de lo que ésta pueda contener. A veces decimos que un agua no es potable simplemente por el olor o por el sabor y, después de leer esta noticia, es evidente que estamos muy equivocados.
¡Podemos beber tranquilos!
AGC3B
